Lo que Dios tiene para decirte apenas te alcance.
Por Fabián Ruiz |
Muchas veces nos encontramos escapando de Dios. No lo hacemos del todo conscientemente, pero lo hacemos. A veces evitamos ir a la iglesia, otras veces evitamos orar o leer la Biblia y otras veces evitamos a cualquiera que quiera hablarnos de él o hacernos alguna pregunta personal. Lo reconozcamos o no, estamos escapando de Dios.
Ahora, ¿Qué tal si te atrapa? ¿Qué tal si Dios te tiende una emboscada y al menos por cinco minutos no tuvieras otra opción que escucharle? ¿Qué supones que te dirá? ¿Cuáles son esos temas que Dios querrá que queden claros antes que vuelvas a escapar?
Muchos se lo imaginan como un mal momento. Piensan: “Dios seguramente tiene muchas cosas que señalarme, cosas que en mi vida no están bien. Seguramente estará enojado por ciertas cosas que no debí hacer.” Cuando lo pensamos así, hasta tiene sentido evitar ese momento.
¿Será así? ¿Será Dios una especie de policía de tránsito, emboscando a los que andan por la vida “flojos de papeles”?
Para aclarar este asunto Dios se hizo hombre, en Jesús. Jesús tuvo una vez esos cinco minutos con un hombre que calificaba para el peor de los regaños. Su nombre erá Zaqueo y vivía en Jericó. Zaqueo era un cobrador de impuestos, lo cual, de por sí representaba lo más odiado, un traidor a la patria. Pues esos impuestos eran para el ejército de Roma, un invasor que sometía cada aldea y la nación entera de Israel. Y no conforme con eso, Zaqueo aprovechaba esa posición de poder para saquear a la gente y hacerse rico. No queda duda que Zaqueo llevaba una vida escapando de Dios.
Cierto día Jesús entró en Jericó y, mientras cruzaban la ciudad, detectó entre la multitud a Zaqueo. Inmediatamente lo llamó por nombre y le pidió que se presente delante de él. ¡Jesús lo atrapó a Zaqueo delante de todo el pueblo! Ahora todos estaban esperando una reprimenda y una humillación bien merecida.
¿Qué le dijo Jesús en esos cinco minutos de oportunidad?
Ningún reproche, ninguna vergüenza, ninguna amenaza. Solo un deseo:
"Deseo hospedarme en tu casa." Lucas 19:5 (BAD)
Es como si Jesús le dijera: “Lo único que ahora me importa que sepas, lo que todo este tiempo he querido decirte, mientras escapabas de mí, es que ¡te amo, quiero ser tu amigo, tu vida me importa más que tus errores!”
Amigo, eso es lo mismo que Dios quiere que escuches. Tal vez está sea Su emboscada para tu vida, y no es para reprenderte sino para asegurarse que sepas de manera definitiva cuánto te ama.
A veces sentimos que nuestros errores y pecados nos alejan definitivamente del amor de Dios, pero en realidad lo que hacen es provocar Su compasión. Dios dejó su trono en el cielo, para caminar en el lodo de este mundo y encontrarnos. Él subió a esa cruz para gritarnos de manera definitiva cuán ilimitado y sorprendente es Su amor.
Aquel día Zaqueo experimentó un cambio rotundo en su vida. Estoy convencido que el día que recibas ese amor, lo mismo sucederá la tuya. Ese amor es la medicina que todos necesitamos, la única capaz de alejarnos de nuestras adicciones y trampas mentales.
No sigas escapando, ¡Deja que te atrape!
Pr. Fabian.