CUANDO TU FE SE APAGA
Por Fabián Ruiz |
¿Qué hacer cuando la realidad nos golpea? Cuando las cuentas no dan o todos los diagnósticos concuerdan y para mal. Cuando la notificación del divorcio llega a tu puerta. ¿Qué hacer cuando pasa el tiempo, las promesas no se cumplen y tú fe comienza a apagarse?
Tres consejos:
1. Espera la visita de Dios.
En las Escrituras, Abraham es considerado el padre, maestro de la fe. Abraham recibió una promesa. Dios le dijo que tendría un hijo del cual se levantaría una nación. Pero el tiempo pasó y, más allá de la buena voluntad de Abraham en creerle a Dios, al problema original que representaba la esterilidad de su esposa Sara, ahora se añadía uno y definitivo que era la vejez y la incapacidad física de ambos para procrear.
¿Te imaginas las sensaciones? Un matrimonio de cien años es imposible que tenga un bebé. Es un hecho de la naturaleza contra el que no se puede combatir.
Pero Dios conoce nuestra debilidad y en medio del tiempo de espera, cuando nuestra fe se apaga, Él siempre estará cerca para levantarnos.
La Escritura dice que entonces Dios envió un grupo de ángeles, con la apariencia de hombres, Abraham, sólo para reiterar la promesa y fortalecerlo. Abraham los recibe en su casa, entonces Dios le transmite esta palabra:
“¿Acaso existe algo imposible para el Señor? Regresaré por este mismo tiempo, en la primavera del próximo año, y Sara tendrá un hijo.” Génesis 18:14 (PDT).
¿Qué hace Abraham? Él recibe esta palabra, comprende que el poder de Dios va más allá de las leyes de la naturaleza y decide seguir creyendo.
Entonces, cumplido el tiempo, contra toda ley natural, la historia tiene un final milagroso:
“Sara quedó embarazada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anunciado por Dios.” Génesis 21:2
¡Confía que Dios hará lo mismo en tu vida! Él no nos da una promesa y luego desaparece. ¡Él camina a nuestro lado en todo el proceso!
Por eso, si tu fe se apaga por las demoras y la adversidad, mira al cielo, busca a Dios en la tormenta porque Él está allí.
2. Mira al cielo.
¡No te rindas! porqué las fuerzas vienen de arriba. Hay una lección para aprender del reino natural. Presta atención a estos tres animalitos:
Es posible comprobar que si encierras un buitre en una jaula de un metro cuadrado pero abierta completamente por arriba, el pájaro, a pesar de su habilidad para volar, quedará prisionero. La razón es que el buitre necesita siempre tomar una carrera de tres o cuatro metros como mínimo, para despegar del suelo y volar. Sin el espacio para correr, como es su hábito, ni siquiera intentará volar, y seguirá siendo un prisionero en esa jaula abierta.
El murciélago común vuela durante la noche por todas partes, siendo una criatura ágil y notable en el aire, sin embargo no puede despegar de un lugar llano. Si lo pones en un suelo totalmente plano, lo único que hará es dar vueltas impotentemente. Sólo si encontrara un punto elevado desde donde tirarse, podría volar.
Si colocas un abejorro en un vaso destapado, sobre una mesa, quedará allí hasta que se muera, a menos que lo saques. Es incapaz de ver una salida que esté sobre él. Por eso persiste intentando encontrar algún escape a través de los lados y cerca del fondo. Buscará desesperadamente un camino donde no lo hay, hasta destruirse por completo.
De la misma manera, muchas veces nosotros somos como el buitre, el murciélago y el abejorro. Esforzándonos por salir de problemas y frustraciones que nos superan, o simplemente rindiéndonos sin comprender que la respuesta está “arriba de” nosotros.
Como escribe el salmista:
"Miro a lo alto de las montañas en busca de ayuda, ¿de dónde vendrá mi ayuda?
Mi ayuda vendrá del Señor, el creador del cielo y de la tierra.
Dios no te dejará caer; tu protector nunca se dormirá."
Salmos 121:1-3 (PDT)
¡Dios no te dejará caer!
3. Escucha a tus hermanos.
No estamos solos en este mundo, hay un Dios amoroso y poderoso capaz de abrir caminos donde no los hay. Él quiere fortalecerte en este tiempo, enviando ángeles, mensajeros, a tu vida con palabra fresca de parte de Dios. Cómo en el caso de Abraham, esos ángeles suelen aparecer como personas comunes y corrientes. ¡No rechaces la fuerza que viene de tus hermanos en la fe!
El autor a la carta a los Hebreos, advierte:
"Sigan amándose unos a otros como hermanos. No se olviden de brindar hospitalidad a los desconocidos, porque algunos que lo han hecho, ¡han hospedado ángeles sin darse cuenta!" Hebreos 13:1-2 (NTV)
Uno de los errores más frecuentes y fatales que cometemos cuando nuestra fe se apaga, es aislarnos. ¡No lo hagas! Como aprendimos esta semana de Tomás el Desesperanzado es que la visita que tanto necesitamos del Salvador sucede donde tus hermanos están reunidos.
Entonces, cuando las pérdidas de la vida quieran apagar tu fe, tres cosas clave: Busca más que nunca a Dios, Él vendrá a reanimarte. Mira al cielo y la salida de Dios antes de correr a buscar inútiles atajos humanos. Y deja que tus hermanos te animen. ¡Permanece atento porque Dios vendrá!
Pr. Fabian