¿Cómo enfrentar nuestras preocupaciones?
Por Sebastián Ocaña |
La preocupación es definida como ese sentimiento de intranquilidad, duda o temor que experimentamos ante un evento futuro, es algo a lo cual todos somos susceptibles y experimentamos o experimentaremos a lo largo de nuestra vida.
La preocupación divide nuestra mente, desgarra nuestros pensamientos y en ocasiones nos llena de temor, nos divide ya que seguimos funcionando, viviendo en nuestra rutina, pero con pensamientos que no nos permiten tener bienestar o calma.
¿Dónde encontrar los recursos necesarios para enfrentar la preocupación?
A lo largo del Salmo 42, El Rey David, nos deja preguntas interesantes, que a su vez son pistas precisas para salir de las preocupaciones.
¿Por qué te desanimas, alma mía? ¿Por qué te inquietas dentro de mí? v. 5
Este noble músico, reconvertido en soldado para después ser nombrado Rey, nos proporciona la clave para salir de la trampa de las preocupaciones.
La clave es: conocer el estado de alma, "ya que la fuente de las preocupaciones no radica en las circunstancias adversas que amenazan nuestro presente y futuro, sino en el estado de nuestro interior, el estado de nuestro corazón".
Sobre aquellas preguntas que solemos expresar como: ¿Dónde está Dios? ¿Tendrá interés en lo que me pasa? O ¿Por qué me sucede esto a mí?, la pregunta que debemos hacernos es..
¿Dónde está anclada mi confianza?
Las posibles respuestas que podemos ensayar para esos momentos difíciles pueden ser: confiaremos en nuestras capacidades para resolver problemas, en nuestro esfuerzo para controlar la situación o personas, en la cantidad de tiempo que dediquemos a pensar en el asunto o tomaremos la alternativa que nos proporciona David, en el versículo 5 de este capítulo "Espera en Dios, porque aún debo alabarlo. ¡Él es mi Dios! ¡Él es mi salvador!"
Esperar en Dios, confiar en la adversidad, es nuestro mayor desafío ante las amenazas de las preocupaciones.
¿Porque confiar en Dios?
- Porque Él es digno de confianza.
Una vez fui joven, ahora soy anciano, sin embargo, nunca he visto abandonado al justo ni a sus hijos mendigando pan. Salmos 37.25
La fidelidad de Dios hacia el hombre es inmutable, en innumerables ocasiones vemos a Dios poner en juego su veracidad a través de sus promesas hacia nosotros, solo para demostrarnos que es el único con una palabra inquebrantable.
Hombres de Dios atravesaron momentos de dificultad para comprobar de primera mano la fidelidad divina, este es el caso de José ante injusticias familiares y falsas acusaciones. Es el caso de Daniel amenazado por perseverar en lo correcto o de sus amigos al mantener un corazón de adoración ante una situación límite.
¿Porque confiar en Dios?
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Porque Él tiene una inclinación a cuidarnos.
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.1 Pedro 5:7 (NVI)
Una de las dudas que sobrevuelan nuestra mente en medio de las preocupaciones es sobre el interés que tiene Dios en nosotros, pero en reiteradas ocasiones vemos que el "instinto" divino, aunque no tan evidente a veces a nuestro parecer, es nuestra protección y provisión.
La respuesta de Dios a las aflicciones de sus hijos es: provisión, restauración, cercanía, esperanza y consuelo.
El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido. Salmos 34: 18
¿Porque confiar en Dios?
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Porque Dios tiene un plan para nuestra vida.
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Romanos 8:28
Las palabras "llamados" y "propósito" nos dan una idea inequívoca que Dios tiene un diseño perfecto sobre la clase de vida que quiere que desarrollamos, contra todo pensamiento de desamparo, improvisación u orfandad, Dios ha dibujado un futuro y una esperanza para los que lo buscan.
La confiabilidad, cuidado y darnos un propósito son aquellas señales que Dios deja al ser humano a lo largo de la historia, para que descansemos en Él, sobre cualquier preocupación que estemos enfrentando.
Por eso, nuestro "reflejo" en medio de las preocupaciones, debe ser el de confiar en Dios, desear una cercanía para que rebele sus propósitos. "Mi alma tiene sed de ti, Dios de la vida" Salmos 42.2
Mantengamos en nuestra mente la Victoria Final.
Pastor Sebastián Ocaña