Cinco maneras en que tu vida cambia en la cruz.
Por Fabián Ruiz |
¿Qué tanto importa para tu vida lo que sucedió en la cruz?
Uno de los himnos cristianos más antiguo y querido es el que repite en su estribillo la frase: “En la cruz”.
“En la cruz, en la cruz do primero vi la luz
Y las manchas de mi alma yo lave.
Fue fue allí por fé do ví a Jesús
y siempre feliz con él seré”
Este estribillo (agregado a las estrofas originales de Isaac Watts) ha dejado grabado en nuestras mentes para siempre, justamente esa frase: “En la cruz”. ¿Qué sucedió en ese madero que cambia la vida de todos nosotros?
Un repaso sencillo de las Escrituras responde nuestra pregunta.
En la cruz fuimos…
1. Perdonados.
Hoy está de moda decir: “Lo más importante es perdonarse a uno mismo”. Eso no funciona, porque nuestra deuda no es con nosotros mismos sino con Dios. Sería como decir: “Voy a perdonarme mi hipoteca bancaría. De este modo que no tendré que pagar nunca más” Lamento decirte que la boleta de pago seguirá llegando a tu casa. ¡Solo Dios puede darte un perdón real y liberador!
Pablo escribió:
"Teníamos una deuda porque no cumplimos las leyes de Dios. La cuenta de cobro tenía todos los cargos contra nosotros, pero Dios nos perdonó la deuda y clavó la cuenta en la cruz." Colosenses 2:14 (PDT)
Pero también en la cruz fuimos…
2. Libres.
En la cruz no sólo cambio nuestra posición delante de Dios, cambió nuestra condición interior. Ahora somos declarados justos, nuestro pasado ya no nos condena, pero también somos libres para escribir un presente y un futuro mejor.
"En la cruz, Cristo cargó nuestros pecados en su propio cuerpo para apartarnos de ellos y para que vivamos como le agrada a Dios; por las heridas que él sufrió, ustedes fueron sanados." 1 Pedro 2:24 (PDT)
Cuando experimentamos ese amor incondicional que fluye de Sus heridas, nuestras heridas son sanadas. Ahora ya no somos esclavos de nuestras pérdidas, bloqueos, y decepciones. Una nueva libertad comienza.
3. Reconciliados.
En la cruz todos somos iguales. Igualmente necesitados de su gracia, igualmente e incondicionalmente amados. Ya nadie puede arrogarse esa superioridad moral que justifica mirar al otro con desprecio e incluso con derecho al odio. Esta vez el apóstol escribe:
"Cristo murió en la cruz y con su muerte terminó el odio entre los pueblos, hizo que todos estuvieran en paz con Dios y que fueran un solo cuerpo." Efesios 2:16 (PDT)
Un solo cuerpo, una sola familia, donde todas las categorías que este mundo roto impone desaparecen.
4. Fortalecidos.
La vida casi nunca es sencilla. Más de una vez batallaremos con pérdidas, fracasos y frustraciones. Y cada vez que eso suceda, hay un lugar donde podemos encontrar fuerzas: En la cruz, una y otra vez se renueva nuestra alma.
El autor a la carta a los Hebreos escribe:
"Fijemos nuestra mirada en Jesús, en quien empieza y termina nuestra fe. Él sufrió la muerte en la cruz y... Si alguna vez se sienten desfallecidos y agobiados, piensen en Jesús…. Ustedes han luchado contra el pecado, pero no hasta el punto de perder la vida." Hebreos 12:2-4 (PDT)
Cada vez que nos sentimos desfallecidos y agobiados, miramos esa cruz; y recordamos que nuestras pequeñas batallas de la vida ni se pueden comparar con aquella que el Salvador libró por nosotros en esa cruz.
Pero sobre todo en la cruz fuimos…
5. Redefinidos.
Lo que Jesús hizo en la cruz no es una historia menor. Apenas una historia para ser contada en semana santa. Quien ha conocido y entendido lo que allí sucedió ¡nunca será el mismo!
Pablo lo expresa así:
"Es como si yo mismo hubiera sido clavado en la cruz con Cristo. Ahora ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y mientras vivo en este cuerpo, vivo por fe en el Hijo de Dios, quien me amó y entregó su vida para salvarme." Gálatas 2:19-20 (PDT)
¡Ya no podemos vivir de la misma manera! Todo lo demás murió. Ahora tendremos por el resto de nuestras vidas, otras prioridades, otros intereses, otras metas, otra pasión. Ahora vivimos para Aquél que nos amó y entregó su vida para salvarnos.
En la cruz somos interpelados en todas estas cosas. ¿En cuáles de ellas el Espíritu de Dios te está llamando en este tiempo?
Aprovecha estos días para renovar lo que importa. Que no es, en primer lugar, tu casa, o tu jardín o tu heladera. Renueva tu pasión, renueva tu alma.
Pr. Fabian.