Cinco claves para obtener grupo pequeño inolvidable.
Por Fabián Ruiz |
¿Quién quiere estar rodeado de buenos amigos en los momentos difíciles? ¡Todos!
¿Entonces cómo obtener un grupo de amigos del alma?
Dejame darte cinco pistas:
1. Comienza ahora.
Lo que no siempre captamos es que disponer de esas personas tan indispensables que te rodean en la adversidad es la consecuencia de sembrar amistad, mucho tiempo antes, en los tiempos de paz.
En su momento más duro, horas antes de enfrentar la cruz, Jesús tuvo un grupo de amigos que estuvieron con él, orando con él, sosteniéndolo.
"Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo»." Marcos 14:34 (NTV)
Ahora, este fue su secreto: No los fue a buscar en ese momento, como un recurso de última hora, sino que eran el resultado de tres años de cultivar en ellos una amistad.
De la misma manera en tu vida, ahora es el momento de sembrar en las amistades que estarán a tu lado en los momentos jamás previstos.
2. Compromete en tu asistencia.
El combustible de la amistad es el tiempo. Si no puedes separar tiempo para las personas, difícilmente alcances verdaderas amistades.
Haz un compromiso de estar en los encuentros de grupo. No puedes formar una comunidad con otras personas si no estás lo suficientemente cerca como para que te conozcan.
Como en muchas otras áreas de la vida, lo urgente siempre anula lo importante. Es decir, siempre aparecerán excusas para no reunirte. Necesitás hacer un compromiso más fuerte que cualquier imprevisto.
2. Participá.
Interviene en las discusiones grupales. Escucha activamente lo que otros tienen que decir. Pero no seas sólo un oyente o espectador, participa de cada consigna.
Preparate para participar. Habitualmente sabemos de antemano cual será el tema de cada encuentro de conversación. Lee por tu cuenta los pasajes bíblicos que estamos estudiando. Lleva tu Biblia y tus notas al encuentro. Sé parte de la comunidad que estás tratando de formar.
3. Sé real.
Deja que las personas de este grupo sepan quién eres. Sé auténtico y transparente. No tienes que revelar tus secretos más profundos y oscuros. Pero mantente abierto a la posibilidad de formar relaciones profundas en las que puedas compartir esos secretos.
Todos somos actores. Usamos máscaras. Tratamos de convencer a los demás de que lo tenemos todo:
- Carreras exitosas;
- Matrimonios fuertes y satisfactorios;
- Niños bien educados;
- Conciencias cristalinas.
Llegamos a extremos para crear y proteger esas versiones falsas de nosotros mismos que presentamos al mundo. Compramos autos y casas que no podemos pagar. Sufrimos trabajos insatisfactorios que sólo pagan las facturas. Ocultamos nuestras luchas matrimoniales en lugar de buscar ayuda. Guardamos secretos. ¿Alguna vez has tenido una discusión furiosa de camino a la iglesia con tu pareja, hijos, novio o novia, para terminar forzando una sonrisa al entrar al edificio y abrirte paso entre la multitud? La mayoría de nosotros lo hacemos.
¡Es hora de ser verdaderamente transparentes, pues allí crece la amistad profunda!
4. Toma la responsabilidad.
Vivimos en sociedad extremadamente paternalista. Estamos esperando que alguien resuelva nuestros problemas: El estado, el maestro, el jefe de turno o el pastor. Entonces llegamos a un grupo pequeño de la iglesia y esperamos que el guía o líder del grupo sea el responsable que todo salga bien.
Cuando el grupo no está resultando satisfactorio, simplemente nos quejamos: “En nuestro grupo no hablamos de lo importante” o “No estamos tomando en serio la oración o la lectura de la Biblia” o “No comenzamos ni terminamos a horario”, y cosas así. Nos quejamos como si no tuviéramos la libertad y la responsabilidad de hacer algo al respecto.
¿Qué se supone que debes hacer? ¡Toma la responsabilidad! Inicia una charla y comparte tus expectativas a los demás. Todos somos responsables que el grupo funcione. Eventualmente el líder designado es un facilitador para que todos asuman protagonismo.
En definitiva, obtener un grupo pequeño de fe no es algo que haces para beneficio de la iglesia o el pastor, es algo que sos consciente que deseas y necesitas.
Yo quiero asegurarme que en el viaje complicado de esta vida nunca esté solo, por eso tomó en serio sembrar amistades. Como lo hizo Jesús, sembrar amistad para cosechar amistad.
¡Te desafío a hacer lo mismo!
Pr. Fabian Ruiz