Si vas a apropiarte de todo lo bueno que Dios ha preparado para este año, necesitas dejar atrás las excusas. Las excusas son como muros, que a la distancia parecen verdaderos obstáculos. Parecen impenetrables, parece que realmente no tenemos más remedio que hacer lo que estamos haciendo o no hacer lo que no estamos haciendo, o no intentarlo o no volver a intentarlo.
Hay razones reales y hay escusas . Digo “tengo motivos”, pero si presionas un poco, podés descubrir que mis motivos no son realmente buenos motivos. Muchas veces son solo excusas.
Hay una línea muy fina entre una razón y una excusa. Las excusas se hacen pasar por razones , y las excusas se convierten fácilmente, en el mundo real, en porqués. Porque todos tenemos algún “porque” detrás del cual habitualmente nos escondemos cuando surgen ciertas cosas.
Te decís a vos mismo: “Nunca podré… debido a…”
Completalo como quieras: estudio, pareja, relaciones, trabajo, adicciones, carácter, etc.
Has creado en tu mente un muro que supuestamente no se puede cruzar y estás tratando de convencerme de que en realidad es un muro real.
La excusa es que lo presentamos como una razón, pero hay una razón por la que ponemos excusas. ¿Sabes cuál es la raíz de tus excusas? La raíz de una excusa es culpar de algo interno a algo externo.
Y creo que yo me estoy protegiendo. Pero de hecho, me estoy encerrando , y me estoy manteniendo fuera de las oportunidades, de las mejores relaciones, por algo que simplemente no me admitiré a mí mismo.
Existe una relación entre tu capacidad de seguir a Jesús y tu voluntad de atravesar tus muros de escusas. Y es la relación: nuestras excusas compiten por el señorío de nuestras vidas. Una excusa puede convertirse en tu rey. Una excusa puede convertirse en tu amo. Una excusa puede convertirse en tu jefe . Te dicen lo que no podés hacer.
La pregunta es ¿querés que las excusas sean tu jefe? Yo no. Y sé que vos tampoco. Pero ellas serán nuestros jefes hasta que las reconozcamos.
La escritura dice:
"Quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe" Hebreos 12:1-2 (NTV)
Tres cosas para derribar el muro de excusas:
- Dimensionar las consecuencias de seguir mintiéndote. (pecado)
- Visualizar tu mejor vida. (tu carrera)
- Elegir seguir a Jesús y dejar que transforme tu vida.
¿Aceptas el desafío?
¿Qué pasa si Dios tiene un plan y un propósito para tu vida, y qué pasa si te lo estás perdiendo?
Dios te ama como Su hijo, tal como eres. , pero Dios te ama demasiado para dejarte cómo eres.
¡Seguilo y te llevará a tu mejor vida!