CUANDO LA PROMESA ES GRANDE, ¡LOS SANTOS CONFÍAN!
Por Fabián Ruiz |
Cuando experimentamos el amor ilimitado de Jesús, derramado en la cruz, algo queda absolutamente claro para siempre: Dios nos amá de manera grande, ilimitada y exuberante. ¡Así es él! Dios no planeó para tu vida cosas a medias y limitadas. Él tiene un destino de grandeza para sus hijos.
Nuestro problema es que olvidamos quien es Dios y quienes somos nosotros en Cristo Jesús. Por lo tanto nos conformamos con el desierto y rechazamos la Tierra Prometida.
Cuando Moisés envió espías para explorar la Tierra Prometida, al regresar, todos ellos estuvieron de acuerdo en que ¡Dios había dicho la verdad!:
"Éste fue el informe: … ¡por cierto que allí abundan la leche y la miel!" Números 13:27 (NVI)
Sin embargo, 10 de los 12 espías añadieron:
"No podremos combatir contra esa gente. ¡Son más fuertes que nosotros!" (Números 13:31 NVI).
Presta atención: Vieron la grandeza, la bendición, la oportunidad, el favor de Dios y se convencieron: "¡Esto es demasiado bueno! ¡No puede ser para nosotros!". Aunque Dios demostró que era confiable en sus promesas, ellos decidieron no confiar para recibirlas y conquistarlas.
Tal vez podrían haber repetido el actual refrán: "Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía". Paradójicamente la libertad viene de abrazar lo exactamente lo opuesto: "Cuando la promesa es grande y sorprendente, los santos (Verdaderos cristianos) pueden confiar que viene de Dios"
Solo Josué y Caleb creyeron en la promesa de Dios de que podrían tomar posesión de la tierra. Ellos dijeron:
"Subamos a conquistar esa tierra. Estoy seguro de que podremos hacerlo." Números 13:30 (NVI)
Ellos también vieron la grandeza, la bendición, la oportunidad, el favor de Dios en esa tierra pero se convencieron de lo opuesto: "¡Esto es demasiado bueno! ¡Tiene que ser para nosotros! ¡Esto lleva la marca registrada de nuestro Dios Todopoderoso!" Y nosotros, ciudadanos de esta era de gracia, podríamos añadir: "¡Esto tiene la firma de Aquel que nos amó exuberantemente en esa cruz!"
Me pregunto ¿De cuantas "tierras de promesa" te has autoexcluido, pensando "Esto es demasiado bueno para ser verdad"? Y no te atreviste a ir por ello. Pudo ser un proyecto laboral, una sanidad sobrenatural, una relación de amor, una carrera universitaria o incluso un servicio cristiano.
Y qué pasaría si a partir de hoy decides mirar la vida de otra manera. A partir de ahora, cada vez que el Espíritu Santo haga arder en tu corazón una promesa, tal vez conmovedora y desafiante, abrumadora pero maravillosa, digas en voz alta: "Esto es tan grande y tan bueno que tiene que venir de mi Dios. Esto es gran bueno e inmerecido que tiene que ser para mí, su hijo amado"
La clave para esto es que entiendas completamente cuánto Dios te ama. Nuestro problema es que todavía no terminamos de comprender la dimensión de Su favor por sus hijos. Por eso Pablo oró así por nosotros:
"Pido… puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo;" Efesios 3:18 (NVI)
Dios tiene para nosotros Tierras Prometidas donde fluye leche y miel. Una vida abundante, extremadamente buena. Nosotros somos "los santos", es decir, sus hijos escogidos, apartados y amados.
¡Y cuando la promesa es grande, los santos confían!
Pr. Fabian