COMO MEDITAR EN LA ESCRITURA
Por Fabián Ruiz |
La meditación es la clave para descubrir cómo aplicar pasajes bíblicos a su vida. La meditación es esencialmente una digestión mental. Tome un pensamiento que Dios le dé, póngalo en su mente y piense muchas veces en él. Meditar es como rumiar, que es lo que una vaca hace cuando vuelve a masticar lo que ya ha comido. Come algo de hierba y la envía al estómago. Luego se acuesta, la regurgita, la mastica y la vuelve a tragar. Este proceso digestivo se repite tres veces. Meditar las Escrituras es leer un pasaje de la Biblia, y concentrarse en él de diferentes maneras. A continuación le presentamos varias formas en las que usted puede meditar un pasaje de las Escrituras:
Visualice la escena narrada. Póngase en la situación bíblica e imagínese que es parte activa de la escena. Si está leyendo los libros históricos del Antiguo Testamento, los Evangelios o el libro de los Hechos, imagine que es parte del contexto histórico. Pregúntese cómo se sentiría si estuviera en esa situación. ¿Qué diría? ¿Qué haría?
Si estudia Juan 4, por ejemplo, imagínese que está a la derecha de Jesús, con la mujer en el pozo, con los discípulos y los habitantes de Sicar. ¿Cómo se sentiría si usted fuera la persona a la que Jesús le pide agua para beber en el pozo que estaba cerca de Sicar? ¿Cuáles serían sus emociones si fuese uno de los discípulos que presenciaron este incidente?
Otro ejemplo es imaginarse que usted es el apóstol Pablo en prisión y que escribe la carta conocida como 2 Timoteo. Imagínese que está en una cárcel de Roma condenado a muerte, a la espera de su ejecución, abandonado, y que todos excepto Lucas lo han abandonado. Sienta la soledad que Pablo debe haber sentido cuando escribía, pero también sienta el triunfo que debe haber sentido cuando escribió: «He luchado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (2 Timoteo 4:7). Cuando uno visualiza una escena, las Escrituras cobran una excepcional y viva realidad.
Enfatice las palabras del pasaje que está estudiando. Lea varias veces en voz alta un versículo, haciendo hincapié en diferentes palabras cada vez que lo lea y vea los nuevos significados que se le revelan. Por ejemplo, si está meditando en Filipenses 4:13, podría destacar las palabras como le mostramos a continuación:
TODO lo puedo en Cristo que me fortalece.
Todo LO puedo en Cristo que me fortalece.
Todo lo PUEDO en Cristo que me fortalece.
Todo lo puedo EN Cristo que me fortalece.
Todo lo puedo en CRISTO que me fortalece.
Todo lo puedo en Cristo QUE me fortalece.
Todo lo puedo en Cristo que ME fortalece.
Todo lo puedo en Cristo que me FORTALECE.
De esa manera encontrará ocho diferentes significados de este versículo cuando destaque en voz alta las palabras que lo componen cada vez que lo repita.
Parafrasee el pasaje que está estudiando. Tome el versículo o pasaje que está estudiando y dígalo con sus propias palabras. Cuando piense en él, use palabras contemporáneas y frases que expresen las verdades bíblicas eternas. La Biblia al día es un ejemplo de paráfrasis de las Escrituras.
Personalice el pasaje que está estudiando. Lo puede hacer poniendo su nombre en lugar de los pronombres o sustantivos que usan las Escrituras. Por ejemplo, podría leer Juan 3.16: «Porque de tal manera amó Dios a Rick Warren que ha dado a su Hijo Unigénito, para que Rick crea en él y no se pierda, sino que tenga vida eterna».
Hay nueve preguntas que si las memoriza las tendrá a su disponibilidad siempre que quiera meditar en un pasaje. Estas preguntas son:
- ¿Tengo algún pecado que deba confesar? ¿Necesito restituir algo?
- ¿Puedo apropiarme de alguna promesa? ¿Es una promesa universal? ¿Tengo que reunir ciertas condiciones?
- ¿Debo cambiar de actitud en algo? ¿Tengo disposición a trabajar o tengo una actitud negativa y debo empezar a construir una positiva?
- ¿Hay aquí algún mandamiento que debo obedecer? ¿Estoy dispuesto a obedecer sin importar cómo me sienta?
- ¿Encuentro aquí algún ejemplo a seguir? ¿Es un ejemplo positivo para que yo lo imite o uno negativo que debo evitar?
- ¿Hay alguna petición que debo elevar? ¿Hay algo que necesito insistir en oración?
- ¿Hay algún error que tenga que evitar? ¿Hay algún problema del que deba estar alerta o del que deba cuidarme?
- ¿Hay alguna verdad que deba creer? ¿Qué es lo nuevo que puedo aprender de Dios el Padre, de Jesucristo, del Espíritu Santo o de otra enseñanza bíblica?
- ¿Hay algún motivo para alabar a Dios? ¿Hay aquí algo que deba agradecer?
Repita el versículo o pasaje como una oración. Ponga el pasaje que está estudiando en primera persona del singular, conviértalo en una oración y elévelo a Dios. El libro de los Salmos es un buen ejemplo de esta forma de meditación. En cierta ocasión Bill Gothard dijo que David había memorizado la ley de Dios, luego la había personalizado y elevado a Dios en forma de salmos. Se puede ver un ejemplo de este método de meditación en el uso de los primeros tres versículos del Salmo 23.
- «Gracias, Dios, porque eres mi pastor y nada me falta».
- «Te agradezco que me des descanso en verdes pastos, por guiarme a orillas de aguas de reposo y por restaurar mi alma».
- «Te agradezco que me guíes por sendas de justicia por amor a tu nombre».
¿Cuál de estos métodos debería usar en su meditación? El que mejor se ajuste a lo que está estudiando o una combinación de todos. Si está estudiando el libro de los Proverbios, por ejemplo, se le podría dificultar visualizar una escena, pero puede poner énfasis en las palabras y elevar a Dios en oración algunas de las enseñanzas.